LES ACERCO LA NUEVA ENTRADA A MI NOVELA, ESPERO QUE LES AGRADE, SI NO, DE TODAS FORMAS AQUÍ ESTA:
Al acercarme a la tormenta seca del destino el panorama se vuelve árido, las hojas se queman con el soplo y uno inevitablemente se acerca al corazón de las tinieblas, al verdadero, al que radica en cada uno de nosotros, que no controlamos y que nos asusta cada vez más pues en cada rincón se sigue acumulando podredumbre y basura similar a lo que sucede afuera, en el mundo tangible… afuera de todo y de todos, afuera de uno, afuera del sistema endémico que solo nos corrompe y que agita nuestros espacios vitales. Y el resto no es silencio…el resto es un grito agónico, un grito que uno cree ser capaz de controlar, un grito desasociado pero que después de un tiempo descubres que es tu propio grito envuelto en fantasmas y sueños rotos.
La velocidad nos rodea, la velocidad de la vida, la rapidez que engloba el retrato de la muerte, único punto donde todo se detiene, donde respiramos y donde podemos contemplar nuestra existencia desde todas los angulaciones dimensionales, pero sobre todo desdoblándonos completamente y transmutándonos en nosotros mismos, listos para regresar a ser algo superior, algo alejado del ambiente ordinario de la existencia cotidiana en la que nos acostumbramos a ahogarnos.
Rayos, cada vez más cerca del centro solo se escuchan rayos, encima de uno, encima de nuestros ojos, de nuestra alma; en este momento, el peligro no es el ser alcanzado por un rayo, sino sobrevivir a la experiencia con la cordura suficiente como para no cruzar al otro lado, a ese en que la vida es mas sencilla pues no se tienen límites.
Y una vez en el centro… quietud, el cero, el omega y el alpha; un aleph eterno e inconstructo, lleno de todo. Pausa, es el momento antes de fenecer completamente ese punto espacio-tiempo en el que la eternidad existe y uno se fusiona con ella, en ése punto todos estamos, los muertos, los vivos, una construcción inmaterial.
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