viernes, 22 de febrero de 2008

Algo de Antonio Lobo Antunes

"Si usted, señora, y yo fuésemos, por ejemplo, osos hormigueros, en lugar de conversar entre nosotros en este rincón del bar, tal vez yo me adaptaría mejor a su silencio, a sus manos detenidas en el vaso, a sus ojos de merluza de cristal flotando en algún lugar de mi calva o en mi ombligo, tal vez nos podríamos entender con una complicidad de hocicos inquietos olisqueando a medias en el cemento añoranzas de insectos que no había, tal vez nos uniríamos, al abrigo de la oscuridad, en coitos tan tristes como las noches de Lisboa, cuando los neptunos de los lagos se desprenden del barro de su musgo y pasean por las plazas vacías sus ansiosas órbitas oxidadas. Tal vez finalmente me hablaría de usted. Tal vez detrás de su frente de Cranach exista, dormida, una ternura secreta por los rinocerontes. Tal vez, palpándome, yo me descubra de repente unicornio, la abrace, y usted agite los brazos espantados de mariposa en un alfiler, empalagosa de ternura. Compararíamos billetes para el tren que circula por el Jardín, de animal en animal, con su motor a cuerda, evadido de un castillo fantasma de provincia, haciendo señas al pasar a la gruta navideña de los osos blancos, esas alfombras recicladas. Observaríamos oftalmológicamente la conjuntivitis anal de los mandriles, cuyos párpados se inflaman con hemorroides combustibles. Nos besaríamos frente a las rejas de los leones, apolillados como chaquetas viejas, arremangando los labios sobre las encías desdentadas. Yo le acaricio los senos a la sombra oblicua de los zorros, usted me compra un polo junto al recinto de los payasos, bofetadas con la ceja hacia arriba que subraya un saxofón trágico. Y habríamos recuperado de esa forma un poco de la infancia que no nos pertenece a ninguno de los dos, e insiste en bajar por el tobogán con una risa de la que nos llega, de vez en cuando y con un asomo de rabia, el eco atenuado."

"En el culo del mundo"

Antonio Lobo Antunes pertenece a la tercera generación de escritores de Portugal (el primero es Pessoa y el segundo Saramago), sus obras se caracterizan por enlazarse a través de ciclos de al menos tres libros que siguen una temática similar pero que no son ni continuación uno de los otros ni tienen razgos comunes, solo temas y las formas de acercarse a ellos; el primer ciclo de su literatura es de corte autobiográfico que incluye sus años que pasó como psiquiatra en el manicomio de Lisboa, aunado con su estancia en Angola durante la guerra independentista que derivó en una guerra civil de caso treinta años, esta etapa lo conforman Memoria de Elefante (1979), En culo del mundo (1979) y Conocimiento del infierno (1980).

Su segundo ciclo inicia con Explicación de los pájaros (1981), Fado Alejandrino, Auto de los condenados (1983) y Las Naves (1988) y está dedicado a Portugal y temporalmente se establecen en el periodo de la Revolución de Abril del 74 con la que se puso fin a la dictadura de Salazar y que terminó con la guerra colonial. En el tercer ciclo conjunta los dos periodos anteriores con reflexiones de orden intimista y en donde define el tiempo y la muerte como una estructura global y conexa con la realidad en la que sus historias saltan de tiempo y de narrados conforme avanzan los párrafos, es en Tratado de las pasiones del alma (1990), El orden natural de las cosas (1992) y La muerte de Carlos Gardel (1994) donde demuestra su maestría literaria.

El desarrollo de otro de sus ciclos, el cuarto, trata sobre el poder en la sociedad contemporánea portuguesa pós-Revolución de los Claveles, y aquí entrarían Manual de inquisidores (1996), Esplendor de Portugal (1997) y Exhortación a los Cocodrilos (1999), obra que cierra el ciclo sobre la violencia y el miedo, la cual, según el propio autor: "tiene el problema de la traducción, ya que maneja muchas ambibalencias sicológicas y sociales", en estas obras Lobo Antunes se asoma a la realidad política que vivía Portugal inmediatamente después de la revolución y relata las peripecias del terrorismo de la extrema derecha, haciendo referencias indirectas al general Spínola, quién nunca es mencionado por su nombre pero es identificado como el "general del monóculo"

Actualmente desarrolla temáticas de corte intimista en el que disecciona la psique de sus personajes, recordando su formación siquiátrica (que aún practica en su tiempo libre) con libros como: No entres tan de prisa en esa Noche Oscura (2000), ¿Qué haré cuando todo arda? (2001), Buenas Tardes a las cosas desde Aquí abajo (2003) (por si alguien se presguntaba de dónde venía el título de mi Blogg) y Yo he de amar a una piedra (2004). También ha escrito una buena cantidad de artículos y crónicas.

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