lunes, 24 de septiembre de 2007

LAS CAUSAS del maestro BORGES

(Lo leí ayer a las 3 de la mañana... que más se le puede pedir a la vida, tres de la madrugada y Borges)

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue primero.
La frescura del agua en la garganta de Adán.
El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, las fotos, las legiones.
Cesar en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del Persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del Tahúr. El oro ávido.
La forma de las nubes en el desierto.
Cada arabesco del caleidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.

Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.

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